22/6/08

Astenia


...quizás he visto mas de lo que esperaba, sin embargo sigo buscando lo mismo...

Pensando en completar las oraciones inconclusas de mi mente, decidí escucharme a mi mismo, por una vez. Al parecer, al escucharme, me di cuenta de lo poco fundamentado de mi pensamiento no convencional/emocional, y la lucha interna, netamente ególatra de mi "yo" enfrentado en los planos afectivo, profesional & social. Sentí repudio y me reí de mí; vi como todo lo que construyo en papel se destruye inevitablemente; quizás sea hora de cambiar la materialidad; mas allá de la manera en que veo relacionados mis pensamientos, otros dirían mis sueños, con la realidad de algunos.


Avanzada la noche, ya casi llegado el amanecer, pude concebir mi existencia y mi tarea en nuestro mundo, pero debido a la astenia de una noche de confrontamiento finalmente sucumbí... y olvide por completo mis objetivos... al despertar , cansado, leí escrito en mi mano " ahora sé que mi némesis soy yo..."

3/6/08

Una temporada en el infierno


En otro tiempo, si mal no recuerdo, mi vida era un festín en el que se abrían todos los corazones y en el que se derramaban todos los vinos.
Una noche senté a la belleza sobre mis rodillas —Y la encontré amarga—. Y la injurié.
Me he armado contra la justicia.
Me fugué. ¡Oh brujas, oh miseria, oh odio! Fue a vosotros que confié mi tesoro.
Conseguí hacer desaparecer de mi espíritu toda esperanza humana. Sobre cualquier alegría, para estrangularla, di el salto sordo de la bestia fiera.
Llamé a los verdugos para que, al parecer, pudiese morder la culata de los fusiles. He invocado los desastres para ahogarme con la arena y la sangre.
La desgracia ha sido mi dios. Me he tendido en el cieno. Me he secado con el aire del crimen. Le he gastado buenas bromas a la locura.
Y la primavera me trajo la risa horripilante del idiota.
Luego, últimamente, cuando me he visto a punto de lanzar mi postrer bufido, se me ocurrió buscar la llave del festín antiguo para ver si, ella, recobraba el apetito.
La caridad es esta llave. —Esta inspiración demuestra que lo he soñado.
«Seguirás siendo hiena, etc...» insiste el demonio que me coronó con tan amables adormideras. «Llega a la muerte con todos tus apetitos, con tu egoísmo y con todos tus pecados capitales.»
¡Ah! ya aguanté lo mío:—Pero, querido Satán, os conjuro; ¡miradme con ojos menos irritados! Y aguardando las pequeñas cobardías en demora, para vos que apreciáis en el escritor la ausencia de facultades descriptivas o instructivas, voy a destacar algunas odiosas hojas de mi carné de condenado.
Jean Arthur Rimbaud